HISTORIA

El Castell de Guadalest, existente ya en època musulmana, después de la conquista cristiana ( S. XIII), retuvo una abundante población islámica bajo el señorío de distintos nobles catalano-aragoneses.

El rey Jaime II donó en feudo el Castillo de Guadalest a Bernardo de Sarrià en 1293 y aquí empieza un período de 42 años, durante el cual, el castillo y toda la comarca pertenecen a la familia Sarrià.

En 1335, el Castillo pasa a la Corona, quien lo vende al Infante D. Pedro y de éste pasa a su hijo, el primer Duque Real de Gandía y a la muerte del último Duque Real de Gandía, a la familia Cardona. Los reyes Dª Juana y Don Carlos, concedieron a D. Sancho de Cardona para sí y sus sucesores perpetuamente el título de Marqueses de Guadalest en 1543. Los Cardona poseían títulos, entre ellos el ducado de Cardona y el Almirantazgo de Aragón. D. Sancho de Cardona se casa con María de Colón y Toledo, nieta del descubridor de América.

El último Cardona, Marqués de Guadalest, murió sin descendencia en 1699 y esto provocó una serie de problemas que terminaron al recaer el marquesado en la persona del Marqués de Ariza; El marquesado sigue y su poder decae en el siglo XIX.

Durante la época de los Cardona, hay otra familia que adquiere gran relevancia, es la familia de los Orduña. La vinculación de los Orduña a El Castell de Guadalest data del siglo XVI, ellos fueron alcaides perpetuos desde 1669 y  alcanzaron nobleza en 1756, al ingresar en la Orden de Santiago, don Pedro Antonio Buenaventura de Orduña y García.

En el siglo XIX, con la supresión de los señoríos, los Orduña adquieren poder e influencia sobre los habitantes del valle y también sobre la comarca de  la Marina al ostentar sus miembros los cargos de Presidente de la Diputación de Alicante, gobernadores civiles, diputados y senadores en las cortes españolas. D. Carlos María de Orduña y Ciscar fue el patriarca de una extensa familia. Sus ambiciones políticas fueron heredadas por D. Joaquín de Orduña y Feliu y como éste no tuvo descendencia, fue su cuñado D. José Atanasio de Torres Ibars de Povil y su hijo D. Antonio Torres de Orduña quienes continuaron una carrera política fuera de los límites del valle. D. Joaquín fue Gobernador Civil de Alicante y D. Antonio diputado.

En 1934 fallece el último Orduña, D. Carlos Torres de Orduña, sin descendencia, pasando sus posesiones a ramas colaterales.

Mientras estas dos familias pasaban a formar parte de la historia de El Castell de Guadalest, otros hechos singulares cambiaron la fisonomía del municipio.

En 1609 los moriscos, población mayoritaria del valle, fueron expulsados, creándose un gran vacío demográfico que se intentó llenar con la Carta Puebla de 1611.

El 22 de junio de 1644, se produce un terremoto que destrozó el Castillo y en diciembre del mismo año, vuelve a repetirse otro seísmo de gran intensidad.

En 1748 y en 1752, tienen lugar nuevos terremotos, pero menos importantes que los anteriores.

 

Durante la Guerra de Sucesión, en 1708, el Castillo de San José sufre una voladura que afectará gravemente su ala oeste y la Casa Orduña es incendiada.

El ejército borbónico, vencedor en la batalla de Almansa avanzó a Valencia, asaltó y destruyó Játiva y una parte de él llegó hasta Alcoy y El Castell de Guadalest. Los austracistas mataron a los defensores borbónicos, pero al final tuvieron que abandonar el municipio.

Ya en el siglo XX, El Castell de Guadalest sufre una serie de cambios importantes:

En 1953, se empieza a construir el embalse que será terminado en 1971.

El turismo empieza a descubrir el encanto de El Castell de Guadalest.

En 1974, El Castell de Guadalest es declarado conjunto histórico – artístico.

El Recinto Amurallado queda sujeto al decreto de Protección Genérica de los Castillos Españoles de 22 de Abril de 1949.

En 1980, El Castell de Guadalest recibe la Placa de Bronce al Mérito Turístico y en 1981, el Tercer Premio de los Nacionales de Turismo al Embellecimiento y Mejora de los pueblos de España.

En 1994, se acuerda la compra municipal de la Casa Orduña y se procede a su rehabilitación para ser transformada en Museo Municipal.

 

La ley 13/1985, de 25 de junio de Patrimonio Histórico Español y la ley 4/1998 de 11 de junio de la Generalitat Valenciana, del Patrimonio Cultural Valenciano, establecen que el régimen aplicable a los elementos singulares del conjunto de El Castell de Guadalest es el propio de los Bienes de Interés Cultural. (BIC).

En 2015, tras superar una serie de auditorías, el municipio forma parte de “Los Pueblos más bonitos de España” y en 2016 entra en la Federación de los Pueblos más bonitos del mundo.

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